GILLESPI
"El rock me interesa cada vez menos: es pura cosmética"
El trompetista y conductor abre fuego contra los nuevos músicos "que sólo se preocupan por el look". Además, conduce "Falso impostor" todos los días de 19 a 21 en la Rock and Pop, está terminando dos libros y grabando su sexto disco. Imparable.

ATACA GILLESPI: EL MUSICO, CONDUCTOR Y ESCRITOR DISPARA CONTRA "LA FRIVOLIDAD" DEL MUNDO DEL ROCK.
POR GABRIELA CABEZON CAMARA
gcabezon@larazon.com.ar
El colorado de pelo enmarañado, anteojos raros y aspecto adolescente tiene 42 años y se llama Marcelo Rodríguez, pero casi nadie lo conoce por su nombre. Son las 9 y 10 de la noche y estamos en la Rock and Pop: acaba de terminar "Falso Impostor", su programa. ¿Todavía no adivinó de quién se trata? Siga, lea parte de la lista de bandas y solistas con las que tocó este señor trompetista: Sumo, Divididos, Las Pelotas, los Auténticos Decadentes, Los Piojos, Bersuit, Ratones Paranoicos, Vox Dei, los Pericos, y hasta Sui Generis (la vuelta). Los solistas: Charly García, Andrés y Javier Calamaro, Fito Páez, Kevin Johansen, Nito Mestre. Y no sólo rock toca el hombre: brilla haciendo jazz con Adrián Iaies, Javier y Walter Malosetti, Luis Salinas, Fats Fernández, Guillermo Vadalá y Mariano Otero. Sí, acertó: estamos hablando de Gillespi, el músico y conductor.
Vos decís que hacés radio como hacés jazz, ¿por qué?
Porque no sé hacer radio ni vivir de otra forma. El jazz me atrapó en la adolescencia por la espontaneidad y la improvisación: el hecho de que se te ocurre algo y lo tocás, a diferencia de otras músicas como la clásica o el rock, que tienen una estructura más formal. En el jazz cada vez que tocás un tema es distinto. Y en la radio yo tengo el mismo encare: me gusta encontrarme con lo que hay casi en el momento en que empiezo el programa. No me ayuda pensar qué es lo que voy a decir.
¿Pasás la música que querés?
Más o menos. Una buena parte sí, pero en una radio como ésta, en horario central, hay cosas que están pautadas. Yo las tomo como tandas publicitarias.
¿Te sorprende la popularidad?
Sí, claro, a veces, pero no me causa conflictos. No es que yo me propuse "quiero que me escuche poca gente"; no sé quién se podría proponer eso, una mente enferma (risas). A mí que la gente consuma mi música me permite vivir y he logrado hacerlo sin traicionarme.
¿El rock te sigue interesando?
Cada vez me parece menos interesante. Los medios en general, la vorágine de los video clips y lo que fue la MTV en su momento, le dieron toda una cosmética al rock que hizo que los músicos se preocupen más por cómo lucen que por estudiar música. Es más fácil comprarte un par de anteojos que componer un buen tema y es más fácil ser frívolo que ser artista. Entonces engañan: tratan de ser excéntricos o de barrio, esas cosas que funcionan en la boletería, pero no hay música.
¿Y por qué creés que es así?
Hasta los ''80 había talento y ahora hay marketing. El público se renueva y los parámetros son otros. A veces, acá en la radio, llaman los oyentes y me dicen: "tal banda habla lo que nosotro hablamo...". El problema es que la banda lo dice igual que el oyente. Si vos sos un artista tenés que elevar eso, si hablás igual no podés cobrar entrada.
El arte en la música ¿pasa por el jazz en este momento?
No, vivimos un momento de chatura general, de dispersión. Cuando uno escucha a Arturo Sandoval, entiende: el tipo, que es cubano, todo lo que tenía era una trompeta y una boquilla, lo único que hacía era tocar y es un genio. La vida moderna te lleva a estar muy disperso; yo estudio la trompeta todas las mañanas y me interrumpen llamados, mails, mensajes de texto. Lo mejor creo que ya se hizo. Lo que queda, como hay cardúmenes de gente joven, es reciclar y vender con formato nuevo; cada vez está más aceitada la mercantilización del arte.
Vos no parás: estás grabando tu sexto disco, escribiendo dos libros, tenés un blog en Clarín..
Siempre estoy grabando. Cada tanto corto, edito y eso es un disco. Este es instrumental, con algo de electrónica pero con sonido jazzístico. Junto a Leandro Dambrosio estamos terminando un libro sobre Narciso Ibáñez Menta, con un material fotográfico impresionante. Y por mi parte, estoy haciendo un libro de diálogos con trompetistas, en el que hablo con monstruos de la talla de Marsalis.
¿Cómo podés producir tanto?
Suena un poco ridículo, pretencioso y no me hace mejor que nadie, pero la verdad es que tengo una energía creativa.
Fuente: La Razón 08-10-2007
La Yapa:
"El rock me interesa cada vez menos: es pura cosmética"
El trompetista y conductor abre fuego contra los nuevos músicos "que sólo se preocupan por el look". Además, conduce "Falso impostor" todos los días de 19 a 21 en la Rock and Pop, está terminando dos libros y grabando su sexto disco. Imparable.

ATACA GILLESPI: EL MUSICO, CONDUCTOR Y ESCRITOR DISPARA CONTRA "LA FRIVOLIDAD" DEL MUNDO DEL ROCK.
POR GABRIELA CABEZON CAMARA
gcabezon@larazon.com.ar
El colorado de pelo enmarañado, anteojos raros y aspecto adolescente tiene 42 años y se llama Marcelo Rodríguez, pero casi nadie lo conoce por su nombre. Son las 9 y 10 de la noche y estamos en la Rock and Pop: acaba de terminar "Falso Impostor", su programa. ¿Todavía no adivinó de quién se trata? Siga, lea parte de la lista de bandas y solistas con las que tocó este señor trompetista: Sumo, Divididos, Las Pelotas, los Auténticos Decadentes, Los Piojos, Bersuit, Ratones Paranoicos, Vox Dei, los Pericos, y hasta Sui Generis (la vuelta). Los solistas: Charly García, Andrés y Javier Calamaro, Fito Páez, Kevin Johansen, Nito Mestre. Y no sólo rock toca el hombre: brilla haciendo jazz con Adrián Iaies, Javier y Walter Malosetti, Luis Salinas, Fats Fernández, Guillermo Vadalá y Mariano Otero. Sí, acertó: estamos hablando de Gillespi, el músico y conductor.
Vos decís que hacés radio como hacés jazz, ¿por qué?
Porque no sé hacer radio ni vivir de otra forma. El jazz me atrapó en la adolescencia por la espontaneidad y la improvisación: el hecho de que se te ocurre algo y lo tocás, a diferencia de otras músicas como la clásica o el rock, que tienen una estructura más formal. En el jazz cada vez que tocás un tema es distinto. Y en la radio yo tengo el mismo encare: me gusta encontrarme con lo que hay casi en el momento en que empiezo el programa. No me ayuda pensar qué es lo que voy a decir.
¿Pasás la música que querés?
Más o menos. Una buena parte sí, pero en una radio como ésta, en horario central, hay cosas que están pautadas. Yo las tomo como tandas publicitarias.
¿Te sorprende la popularidad?
Sí, claro, a veces, pero no me causa conflictos. No es que yo me propuse "quiero que me escuche poca gente"; no sé quién se podría proponer eso, una mente enferma (risas). A mí que la gente consuma mi música me permite vivir y he logrado hacerlo sin traicionarme.
¿El rock te sigue interesando?
Cada vez me parece menos interesante. Los medios en general, la vorágine de los video clips y lo que fue la MTV en su momento, le dieron toda una cosmética al rock que hizo que los músicos se preocupen más por cómo lucen que por estudiar música. Es más fácil comprarte un par de anteojos que componer un buen tema y es más fácil ser frívolo que ser artista. Entonces engañan: tratan de ser excéntricos o de barrio, esas cosas que funcionan en la boletería, pero no hay música.
¿Y por qué creés que es así?
Hasta los ''80 había talento y ahora hay marketing. El público se renueva y los parámetros son otros. A veces, acá en la radio, llaman los oyentes y me dicen: "tal banda habla lo que nosotro hablamo...". El problema es que la banda lo dice igual que el oyente. Si vos sos un artista tenés que elevar eso, si hablás igual no podés cobrar entrada.
El arte en la música ¿pasa por el jazz en este momento?
No, vivimos un momento de chatura general, de dispersión. Cuando uno escucha a Arturo Sandoval, entiende: el tipo, que es cubano, todo lo que tenía era una trompeta y una boquilla, lo único que hacía era tocar y es un genio. La vida moderna te lleva a estar muy disperso; yo estudio la trompeta todas las mañanas y me interrumpen llamados, mails, mensajes de texto. Lo mejor creo que ya se hizo. Lo que queda, como hay cardúmenes de gente joven, es reciclar y vender con formato nuevo; cada vez está más aceitada la mercantilización del arte.
Vos no parás: estás grabando tu sexto disco, escribiendo dos libros, tenés un blog en Clarín..
Siempre estoy grabando. Cada tanto corto, edito y eso es un disco. Este es instrumental, con algo de electrónica pero con sonido jazzístico. Junto a Leandro Dambrosio estamos terminando un libro sobre Narciso Ibáñez Menta, con un material fotográfico impresionante. Y por mi parte, estoy haciendo un libro de diálogos con trompetistas, en el que hablo con monstruos de la talla de Marsalis.
¿Cómo podés producir tanto?
Suena un poco ridículo, pretencioso y no me hace mejor que nadie, pero la verdad es que tengo una energía creativa.
Fuente: La Razón 08-10-2007
La Yapa:
Tema "Rey Charles" del disco "Ultradeforme"
La frase de Gilles me mató.
ResponderBorrarJusto hoy yo estaba pensando en eso. Estaba camino para la facu, a buscar mi nota de Química, cuando vi el cartel del "íntimo e interactivo" de la Bersuit, y mi viejo me preguntó si iba a ir. Le contesté: "creo que se puede hacer música sin malas palabras". Punto.
¡Saludos!
Hola Nadius! a mi también me gustó mucho la frase, sobre todo al decirla Gilespi que es un hombre del Rock, tal vez en otra persona sonría como ha recentimiento, pero viniendo de él creo que es algo muy valiente, no cualquiera lo dice. Es triste, pero es cierto, no solo la frase sino todo lo que dice sobre la música hoy.
ResponderBorrarTe digo que tu frase también me gustó!! la voy a usar! y con algunas variantes se puede usar para muchos grupos!