Gillespi
Vuelo directo del free jazz al stand up
El trompetista que también hace radio y toca con músicos de rock festeja los 10 años de su primer disco
El trompetista que se hizo popular con un personaje llamado Aníbal Hugo -que hace 14 años hacía reir durante las noches de vigilia del Mundial ´94 de fútbol, desde la pantalla de TyC- lleva editados cinco discos para las bateas de jazz argentino, al mismo tiempo que sube a los escenarios y graba junto a sus amigos rockeros (formó parte del grupo Las Pelotas y acompañó a bandas como Los Piojos, Ratones Paranoicos, Pedro Aznar, Los Natas, Charly García, Bersuit y participó de los regresos de Sumo y Soda Stereo). Además despunta el vicio radial, todos los días, en un programa propio en Rock & Pop ( Falso impostor, de 19 a 21, en la 95.9).
-Desde hace un tiempo existe cierto preconcepto que define al humor y al jazz como incompatibles. ¿Es tan así?
-A veces parece que fuera así, pero si uno se retrotrae al jazz fresco de los EE.UU., la historia dice lo contrario. De hecho, Dizzy Gillespie era un tipo muy histriónico, muy payasesco. Amstrong también. En general había una cosa divertida en el jazz, era una música desinhibida, en la que Charlie Parker o cualquier músico metía en los solos motivos, cosas graciosas sacadas de otros temas, había humor. Creo que es un poco la mano del hombre blanco la que llevó a sacralizar el jazz. De pronto aparece Gershwin, surge Bill Evans, empieza a mezclarse con la música clásica, se comienza a escribir en partituras, se lleva a los teatros, ámbitos más académicos. Después estuvo el cool jazz , Chet Baker, y ahí pareciera que empieza a perder el humor y comienza a ponerse solemne, tristón, intelectual, ¿no? Porque Louis Armstrong no era un tipo muy intelectual, era algo más cercano a un simio, a un mono, ¿no? Qué se yo, me permito relativizar ese concepto, ¿por qué tiene que ser una misa un concierto de jazz?
-¿Vos cómo complementás la faceta de comediante y con la de músico?
-Cuando toco, toco en serio. Al principio no sabía qué hacer, si tocar la música de Feliz domingo en swing o cosas así, pero no me sentía bien y directamente decidí que quería tocar en serio. Si no, me desconcentro mucho. Aunque en algún momento agarro el micrófono y empiezo a monologar. Son como parates que hacemos, donde los músicos se van, vuelven, se van al baño, y ahí hay como un momento stand up , ahí deliro bastante, hay momentos en que la gente se ríe. Pero el público entendió el mensaje: cuando toco música lo hago como un músico más, en serio. Lo único que trato es de no arruinar la música haciendo bromas todo el tiempo, las dos cosas a la vez no las puedo hacer, excepto quizás en el primer disco, Ultradeforme . Pero en aquella época todavía estaba buscando un rumbo y lo hice influenciado por gente como Thomas Dolby o Frank Zappa, que habían hecho cosas con ironía y muy bien. A mí no me salió.
De aquel iniciático álbum, Gillespi sostiene que fue "un disco colectivo, en el que me di varios gustos. Grabé con Willy Crook y los Funky Torinos, con Pedro Aznar, con el Mono Fontana, fue como tocar el cielo con las manos. Era un disco de laboratorio, redeforme, con cosas que no se pueden tocar en vivo. En ese momento fue una cosa rara para la escena, algo distinto, un disco inclasificable... qué se yo, viniendo de un cómico podría haber sido peor. En un momento me habían propuesto hacer el disco de Anibal Hugo".
Sobre su nuevo álbum, asegura que lo tiene grabado en un 70 por ciento. "Es una fotografía de este momento, de esa leve evolución que lleva mi música, canciones que, de repente, se convierten en un disco, pero no por obligación; si yo dejara de hacer discos nadie se daría cuenta.
-¿No te gustaría volver a la televisión?
-Mirá, mi relación con la tele no es buena. No me termina de gustar, no me termino de sentir bien. La tele últimamente está muy cruel, muy destructiva, nadie sale vivo de la TV. Además, te digo dos cosas que definen mi relación con la televisión: Por un lado, nunca me preguntaron qué quería hacer, siempre hice lo que me pidieron. Y por el otro, las veces que laburé, me maquillaron, me cambiaron el peinado, me vistieron, me cambiaron la ropa... Evidentemente hay algo mío que no les gusta, así como soy no va.
Sebastián Ramos
Para agendar Gillespi, celebra diez años junto al jazz y adelanta temas de su próximo álbum.
La Trastienda, Balcarce 460. Esta noche, a las 21. Entradas desde $25.
GillespiVuelo directo del free jazz al stand up
El trompetista que también hace radio y toca con músicos de rock festeja los 10 años de su primer disco
El trompetista que también hace radio y toca con músicos de rock festeja los 10 años de su primer disco
Lo que más me gusta de Gille es que en su multifacética versión jamás ha perdido identidad. Hay una impronta en todo lo que hace que es muy de él; no renuncia a su talento ni a su humor. Y siempre aporta algo.
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